1940: Las armas que decidieron la II Guerra mundial (3º Parte)

Los cielos de Europa, Asia y África fueron testigos del protagonismo adquirido en esta guerra por los aviones como armas.
Ya no eran biplanos y globos para espiar. Decenas de miles de aparatos destruyeron ciudades y ejércitos completos.


MESSERSCHMITT BF109.
El caza por excelencia de la Luftwaffe contabilizó cerca de una decena de variantes desde el inicio hasta el final de la guerra, aunque las más populares serían las versiones 'Emil' de 1938 y Bf 109G 'Gustav' de 1941. En total, se produjeron unos 32.000 aparatos. El primer prototipo despegó en mayo de 1935 equipado con motores Rolls-Royce, aunque más tarde serían sustituidos por Daimler Benz, y su 'bautismo de fuego' llegó con la Guerra Civil española. Su diseño, basado en combinar un tamaño reducido con una gran potencia, potenció su trepada para superar a sus adversarios. El BF-109 E, utilizado durante la Batalla de Inglaterra, alcanzaba los 570 kilómetros por hora y tenía un radio de acción de 560 kilómetros.

HAWKER HURRICANE
El Spitfire se llevó la fama, pero el Hurricane se apuntó el 80% de las bajas enemigas en la Batalla de Inglaterra, la mayor parte bombarderos mientras su compañero de ala se anotaba los derribos de cazas alemanes. Monoplaza equipado con ocho ametralladoras Browning en sus alas, podía alcanzar los 523 kilómetros por hora frente a los 650 del Spitfire. No obstante, era más barato y sencillo de pilotar, por lo que su número también era superior.

JU87 STUKA
El sonido de las 'trompetas de Jericó' de estos escuadrones marcó una época de terror en Europa. Lentos y vulnerables, los Stuka estaban equipados con una sirena que hacía un sonido infernal en sus ataques en picado, un sonido cuyo único objetivo era provocar miedo. Aunque fueron puestos a prueba en la Guerra Civil española, no participaron en el bombardeo de Guernica, creencia bastante común por su pertenencia a la Legión Condor. Estos aviones tuvieron bastante éxito al principio de la guerra como apoyo contra objetivos concretos en la 'guerra relampago', como columnas blindadas o puentes, aunque a partir de la Batalla de Inglaterra se quedaron muy desfasados. Eran biplazas con piloto y artillero.

B17 'Fortaleza VOLANTE'
La 'Fortaleza Volante' fue la columna vertebral de los bombarderos estadounidenses durante la guerra. Cada avión contaba incluso con más de una docena de ametralladoras -con sus correspondientes artilleros- repartidas por todo el fuselaje para no dejar ningún punto muerto, y en los 'raid' volaban en formación decenas y cientos de bombarderos para protegerse unos a otros de los ataques de los cazas. A pesar de ello, las pérdidas llegaron a superar una cuarta parte de los aviones por misión durante los ataques a Alemania, donde la Octava Fuerza Aérea de Estados Unidos los utilizó para 'bombardeos de alfombra' contra complejos de fábricas y ciudades.

P51 Mustang
Otro de los aviones emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial. Este caza de largo alcance, hasta casi 4.000 kilómetros, entró a mediados de la guerra, siendo uno de los más rápidos, reactores aparte: podía alcanzar los 12.000 metros de altura, aunque su efectividad era mínima en estas cotas, y su velocidad superaba los 700 kilómetros por hora. Además de caza de apoyo a bombarderos, también actuó como cazabombardero equipado con cohetes.

IL2 STURMOVIK
El avión más producido de la historia, unas 36.000 unidades en combinación con su sucesor el Il-10, fue el verdugo de los tanques alemanes en el frente del Este. Este bombardero táctico, conocido como el 'Tanque Volador', era tan resistente a los impactos que algunos pilotos alemanes se dejaron los cargadores en ellos sin derribarlos, aunque ello también su talón de Aquiles: era uno de los aviones más lentos de la guerra. No obstante, sirvió con creces hasta el final de la contienda, siendo equipado con cañones más potentes cuando Alemania puso en servicios sus mejores tanques, como el Tiger I. Este bombardero tuvo numerosas variantes, incluidos monoplazas y biplazas con artillero.

Mitsubishi A6M Zero
Concebido para las operaciones aeronavales, este avión sirvió con eficacia hasta 1942, cuando los estadounidenses introdujeron el F4U Corsair y el F6F Hellcat en el teatro del Pacífico. Fue concebido como la punta de lanza de la armada japonesa, aunque acabó siendo el arma de los kamikaze en el desesperado intento de ganar una guerra perdida.

MESSERSCHMITT ME262
Rusos, aliados y alemanes desarrollaron sus propios reactores, aunque el más conocido fue éste, con cientos de aparatos al final de la guerra y un escuadrón mítico, el Jagdgeschwader 7 del as Walter Nowotny. Una de las armas secretas de Hitler, era capaz de alcanzar los 900 kilómetros por hora y tenía un radio de acción de 1.000 kilómetros. Entró en servicio a mediados de 1944 para combatir en el frente Occidental contra las formaciones de bombarderos de los Aliados y sus protectores P51 Mustang, aunque su potencial para acabar con su supremacía del aire fue desaprovechado cuando Hitler pensó que era más útil como cazabombardero.

COHETE V2
Alemania diseñó varias armas secretas con las que Hitler pensó que ganaría la guerra. Para intentar minar la moral de los Aliados, utilizó los cohetes V1 y V2 contra Londres y otras ciudades británicas. La lenta 'Bomba Volante' V1 pilló por sorpresa a los británicos, aunque pronto sus pilotos aprendieron a derribarlas al darles un golpe desestabilizador con las alas de sus aviones. Sin embargo, Hitler se guardaba un as en la manga: la V2. Se lanzaron unas 3.000 unidades de este modelo, diseñado por Werner Von Braun, científico clave en el viaje a la Luna de 1969, y construido por miles de esclavos en el campo de concentración de Mittelbau-Dora. Causaron unas 7.000 muertes al golpear ciudades británicas como Londres, pero no lograron minar el valor de los civiles Aliados.

NAPALM
El uso del lanzallamas se remonta a la Primera Guerra Mundial, aunque no fue hasta 1942 cuando un equipo de la universidad de Harvard, liderado por Louis Fieser, elaboró el gel para lograr que la gasolina ardiese por más tiempo. Su uso se extendió desde las operaciones militares contra fortificaciones en las islas del Pacífico al asesinato de civiles en bombardeos como el de Dresde, donde murieron unas 35.000 personas un par de meses antes de la rendición alemana. Utilizado en el 'bombardeo en alfombra', el lanzamiento masivo de bombas sobre un área, muchas veces mataba sin quemar a las personas: las fuertes temperaturas provocadas por este fuego 'perpetuo' deshidrataba hasta la muerte a sus víctimas. Protagonizó otras guerras como la de Vietnam.

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