Quien hizo que y cuando ?¿ - 2 -

La primera lata de conservas (S. XI- XIII) La primera lata de conservas fue el cinturón de castidad, invento de los cruzados para dejar a sus mujeres en conserva mientras ellos iban a pasar varios años en Tierra Santa reconquistando la tierra de Jesucristo entre innumerables moras y judías. El cinturón de castidad era como la parte baja de un biquini, sólo que de hierro y con llave. También se podía abrir con escoplo, una especie de abrelatas aunque algo más fuerte.

Sin embargo, auténticas latas de conservas, lo que entendemos hoy por tales, no las hubo hasta 1812, y el primer abrelatas de verdad, es decir, diseñado para abrir latas, data de 1885. Sigue siendo un enigma cómo se abrían antes la latas: ¿a martillazos? Napoleón ofreció cuantiosas recompensas a quienes ideasen la forma de conservar el rancho de sus tropas durante las largas campañas, pero sin éxito, aunque es curioso que el origen de la lata de conservas: la protolata, como si dijéramos, es francés. El comerciante Nicolás Pappert descubrió que calentando las jarras de cristal donde guardaba los alimentos, estos se conservaban largo tiempo, pero no sabía porqué. Era, naturalmente, porque así mataba las bacterias, cuya existencia nadie sospechó hasta pasado un siglo.



Los rascacielos (Siglo I) El poeta protoaragonés Marco Valerio Marcial vivía en la Roma del emperador Domiciano en un apartamento de una o dos habitaciones emperchado en los más alto de un rascacielos romano. Estos se llamaban insulae porque ocupaban toda una manzana como islas en un mar de casas bajas, y llegaban a tener cuatro, cinco y hasta -creo- seis pisos de altura. Algo verdaderamente vertiginoso. Antes de Roma había habido rascacielos, naturalmente, aunque no en el sentido de edificio de vecindad que damos nosotros a esta palabra: los zigurats babilónicos no cuentan porque eran edificios de ladrillo de empinadas rampas y decreciente anchura en cuya cima solía haber un altar para sacrificios o un observatorio astronómico-astrológico; los zigurats se parecían mucho a las pirámides aztecas, y fueron muy probablemente los inspiradores de la torre de Babel, pero en su interior no había apartamentos, pisos o habitaciones de alquiler. Los propietarios de las insulae solían ser sociedades inmobiliarias que explotaban a sus inquilinos al máximo y no se cuidaban de medidas de seguridad. Llegaron a ser sinónimo de miseria y peligro constante.


La primera huelga (2170 a. de C) El sindicato obrero es uno de los conceptos que más han influido en el desarrollo del mundo moderno y, al tiempo, uno de los inventos que más claramente prueban que todos vivimos en la misma época. Uno de los primeros sindicatos fue la Asociación de Obreros Londinenses, que celebró su primer congreso mundial en 1838 sobre esta base: "Si nosotros necesitamos su dinero, ellos necesitan nuestro trabajo".

Esa asociación aprobó una Carta Magna en la que se proclamaba el derecho a voto para todos los obreros (sólo para propietarios del sexo masculino y religión anglicana). El parlamento británico acabó aceptando tácitamente algunos de los principios que proclamaba ese documento, con lo que el proletariado inglés se evitó la violenta guerra de clases que agarrotó a muchos países europeos, entre otros España.

Si dije uno de los primeros sindicatos es porque en la historia del antiguo Egipto hay, por lo menos, un caso de huelga organizada que paralizó la construcción de una pirámide y obligó al faraón a satisfacer las demandas de los huelguistas; en tiempos de Carlos II el Hechizado, la servidumbre de palacio se declaró en huelga de brazos caídos porque no se les pagaba: el marqués de Balbases la resolvió pagándoles todos los atrasos de su bolsillo.



El gafe de la cruz gamada (1933) Cuando Adolfo Hitler hizo de la cruz gamada el símbolo del partido nazi alemán cometió el error de usarla en posición oblícua, que era como la empleaban sus inventores prehistóricos para indicar mala suerte: puesta así, la cruz gamada indicaba derrota. Cuando le explicaron esto a Hitler, ya era demasiado tarde y no fue posible corregirlo: "Preferiría haber perdido una batalla", dicen que comentó, "en lugar de cometer tal error". Ésa fue, según los entendidos, la verdadera razón de que los alemanes perdieran la II Guerra Mundial; con la cruz gamada bien horizontal, otro gallo les habría cantado.
No fue ése el único error de Adolfo Hitler: para designar a la raza superior, o sea, a los germanos, eligió el término ario, que en realidad es el nombre que se daban a sí mismos los primeros invasores indoeuropeos de Asia Occidental y Europa. Y así siguió, de error en error, hasta el último día de su vida, en el búnker de Berlín.

Y ya que de errores catastróficos hablamos, no fue manco San Jerónimo, que en su traducción de la Biblia al latín, confundió el término hebreo muchacha casadera con virgen, como consecuencia de lo cual mandó a miles de infelices a las hogueras inquisitoriales de la Edad Media por poner en duda la virginidad de María alegando precisamente ese error de traducción.



el primer plato de alubias de la historia. Pequeño y somero, de loza sin pintar, lleno de una masa oscura que parecía petrificada. Era la comida de un obrero egipcio que trabajaba en la construcción de una pirámide y debió dejar su rancho sin comer, porque tuviese ganas de hacer sus necesidades o porque el capataz le llamara con urgencia a otras tareas. Según los especialistas, esa masa oscura petrificada era una especie de guiso de alubias con salsa picante.

Pero el resto gástrico más curioso de todos procede de China, en el siglo pasado, en el vestíbulo de una tumba subterránea, unos arqueólogos encontraron una mesa puesta y servida: los platos llenos de comida petrificada, los vasos vaciados por la presión atmosférica, el mantel y las servilletas crujientes y quebradizos de puro resecos. Los comensales no habían podido sentarse a la mesa: estaban en un cuarto contiguo, muertos y enterrados muchos siglos antes. No son éstas sin embargo, las primicias alimenticias más antiguas de la historia: recientemente se ha descubierto la defecación más antigua, y también la más grande, pues es como una calabaza de buen tamaño, y se piensa que debió dejarla un tiranosaurio Rex, especie que podía pesar más de seis toneladas.



La explosión de jazz (1917) El jazz es la música del siglo XX. Su aparición en la escena mundial fue revolucionaria. Los primeros discos de jazz datan de 1916, y eran casi exclusivamente para negros. El origen del jazz se deduce más que se sabe: era la música de los esclavos africanos del sur de EEUU, pasada por las islas del Caribe, mezclada con melodías religiosas y con canciones espontáneas de siembra y cosecha y de trabajo de los esclavos y presidiarios negros de los estados del Sur, como Luisiana, Florida y Georgia.

Esta música se concentró en el barrio prostibulario de Storyville (Nueva Orleans) hasta que, cerrado éste por la policía en 1917, los músicos improvisadores y analfabetos que animaban los burdeles se dispersaron por centros urbanos de la importancia de Chicago y Kansas City, donde, junto con Nueva Orleans, comenzaron enseguida a surgir clubes de jazz, en un principio sólo para negros, luego para todo el mundo. El ambiente de estos clubes lo resume Louis Armstrong en sus memorias: "Allí todo era música y whisky malo y botellazos; a poco que te descuidases, acababas escalabrado o tirado por la ventana. Este peligro era parte de la música, y volver a la mañana siguiente a tocar como si nada, sobre todo si volvías con la cabeza vendada y un ojo emparchado, era un auténtico timbre de gloria". La palabra jazz puede venir del verbo francés jaser, charlotear en torno a la hoguera después del trabajo, entre improvisaciones musicales afro-americanas de un tipo absolutamente nuevo.

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario